LA TRUCULENTA HISTORIA NUNCA ANTES DICHA DEL NACIMIENTO DE VENUS

A Andrés Delgado Vargas.

Alguna vez hemos contemplado esta pintura, hecha sobre lienzo. Un fresco, un tríptico. Sí nos fijamos bien alcanzamos a ver varios personajes que nos llaman la atención en primera instancia. Uno es un hombre, se llama Céfiro dios de los vientos según la mitología griega y carga entre sus fortísimos brazos a una mujer que es la diosa de la brisa, llamada Aura y ella a su vez se sujeta de él, un hombre alado.
Céfiro tiene los cachetes inflados porque está soplando, alrededor suyo flotaban ó deambulan flores de color rosa y de delicados tallos verdes, y la muchacha que carga tan masculino personaje, hace lo mismo pero con menos empeño.
De lado derecho de la pintura –y obviando al personaje principal del que nos referiremos más adelante- se ve una mujer de cabellos castaños amarrados en un fino moño. Su piel está barnizada de una palidez casi mortuoria y hace el movimiento de preparar la túnica con la que cubrirá a la doncella recién nacida.
Dicha mujer se llama las Horas, está en plural a pesar de ser sólo una mujer. La túnica que carga tiene diseños de flores primaverales que descansan en un fondo rojo mermelada.
El punto de atención de la Obra –ahora si- es una bella muchacha de largos cabellos color cobre y cuyo rostro da la sensación de pureza gracias a esos labios carmesí que conforman parte del juego que hace con las mejillas. Viene del mar cabalgando a manera de bote una cocha.
Esta mujer cuya edad es difícil de determinar se llama Venus, o Afrodita, la diosa del amor; que según nos cuenta la mitologia su concepción había surgido de la espuma del mar provocado por una historia que no vale la pena contar.
La Venus aparece como una estatua de corte clásico proporcionado por el aspecto del duro moldeado, como si de sus puros sudara leche, por que de esa manera cumple la intención del maestro Botticelli: dar la apariencia del mármol mientras su postura –un tanto extraña- nos hace recordar la Venus Púdica. Los contornos de esta hermosa Afrodita, Botticelli los reforzó con una sutil línea negra que pasa inadvertida a los ojos de los compradores de aquel entonces: Los Médicis una familia mítica y suntuosa de Italia y que es un reglón aparte.
A pesar que se conoce como "El nacimiento de Venus" originalmente debería llamarse: "El arribo de Venus a la costa de Citera", y cuyo arribo fue basado por su autor en un himno de Homero. Pero como se dijo es parte de un tríptico pictórico.
Esta mujer que cubre su lampiño genital con sus largos cabellos, la mano derecha delicadamente posada sobre el seno respectivo y dejando a su vez descubierto el seno izquierdo es una insinuación sexual directa para quien estaba pintando y que supongamos que estaba ansioso por terminar.
Los modelos que sirvieron de base para tan magnánima empresa pueden ser etiquetados como los primeros modelos de la industria pornográfica, pues lo que nadie supo es que el maestro Botticelli después de haber pintado semejante clásico se les unió en una orgía aún más mítica y magistral que su mismísima Obra.