sábado, 8 de diciembre de 2007

AÑOS DE MATRIMONIO.

No se dan besos en público, se limitan a tocarse el muslo con desdén. Sonrisas como flashes cuando cruzan miradas. Beben cervezas light. El sexo en colchones sin resortes, el orgasmo como el grito de un secuestrado. Los momentos juntos en el bar karaoke de la esquina, les hace recordar que en algún dedo tienen un anillo. Pimpinela los pone románticos. La menopausia y andropausia excusa de la lujuria, falta de estrógenos dice ella. Cuando salen a comer, el consabido pollo frito se repite en los platos de todos. El fútbol y la novela de las 6, es el espacio necesario que aconseja el terapeuta radial. Se abrazan poco, escasean los condones y las anticonceptivas en las compras del mes, el anillo estorba. Ella no soporta los ronquidos ni la colección porno de él, y él no soporta los estoy cansada y esas largas llamadas a quién sabe dónde. El control remoto es un problema político en la geografía de la cama que se acentúa en con los ensortijados vellos en el jabón del baño; por eso ella prefiere comprar la promoción 3 x 1 de champú, acondicionador y jabón, pero a él no le importa y satura la refrigeradora con alcohol que al tiempo se transforma en helado. Lunes, miércoles, y viernes, ella deja a los niños a la escuela, los otros dos días restantes se van en autobús. Aún les falta mucho para las bodas de oro.